Ciudad de México.- Entre los canales de Xochimilco se esconde un sinfín de historias sobre este pueblo milenario y los cambios que ha sufrido durante años, hasta llegar a la supuesta modernidad del siglo XXI.
Después de ser gran proveedor de alimentos de la Ciudad de México, se convirtió en un centro turístico que se ha deteriorado con el paso del tiempo, hasta el punto en que los canales no cuentan con agua suficiente para la navegación de las trajineras.
Atrás quedaron los años en que el agua brotaba de los siete manantiales de la zona y los niños nadaban entre las canoas, que transportaban las hortalizas sembradas en las chinampas.
Ahora las aguas son tratadas en la planta del Cerro de la Estrella antes de llegar a los 189 kilómetros de canales; las casas asentadas en las antiguas chinampas descargan su drenaje a la corriente y hay partes en donde el agua se acabó.
“Esto se terminó en 1955, cuando se llevaron el agua a la ciudad para que no se murieran de sed y nos la cambiaron por agua tratada. Después vinieron los asentamientos irregulares, pues el gobierno daba tierras a cambio de votos. Los hundimientos nos afectaron y de este lado apenas llegamos a los 60 centímetros de altura”, dijo José Mendoza, originario de Xochimilco y uno de los fundadores del embarcadero Fernando Celada.
La sobreexplotación de los pozos ocasionó hundimientos; la parte norte, donde se ubica el Centro Histórico de la demarcación, es más alta que el resto de los lagos y provoca la desecación.
La gente que vive en las márgenes aprovechó esto para hacer pasos peatonales. Así está el canal Cruztitla, invadido por la maleza, tierra y canoas abandonadas.
En el fondo de los canales, el lodo alcanza los 30 centímetros y vuelve turbia el agua. José Mendoza recuerda que el último dragado de los canales se hizo hace 38 años y desde entonces se abandonaron a su suerte.
Ecoturismo salvador
A pesar de estas condiciones y la falta de un compromiso por parte de los gobiernos federal, local y delegacional, los originarios insisten en convertir Xochimilco en un atractivo turístico.
Además del clásico viaje en trajinera, los originarios están apostando por el ecoturismo.
Mendoza explicó que ya cuentan con un temazcal, paseos a las chinampas que venden plantas de ornato y un poco de herbolaria.
En un futuro habrá kayaks para que los aventureros hagan su recorrido con mapa en mano, visitar las chinampas que todavía se dedican a la siembra de hortalizas, crecer el asunto de la herbolaria y montar el Alcallicinema, un autocinema sobre las chinampas en la isla central de la laguna del Toro.
Además se retomarán las leyendas de los canales y se plantea ofrecer gastronomía propia en vajillas tradicionales de barro.
Un cuento de manatíes
Uno de los problemas para la navegación ha sido el lirio acuático, que tuvo invadidos los canales por años. En 1975, el gobierno delegacional de Mariano Velasco Mújica tuvo en custodia cuatro manatíes que les prestó el gobierno de Chiapas, para que acabaran con la plaga de lirio.
Jorge Mendoza, originario de Xochimilco, recuerda que los animales llegaron en el avión del gobernador, con la consigna de que cada uno de ellos comería una tonelada de la planta.
Al principio hubo buenos resultados y el canal se limpió. Sin embargo, los animales se salieron del área limitada y nadaron hacia otras zonas, donde los técnicos les perdieron el rastro.
Para noviembre de ese año, que el clima había cambiado, los manatíes sufrieron una pulmonía fulminante que los mató.
Mendoza dice que hubo muchos comentarios, incluso que los habitantes se los habían comido. “Pero la necropsia determinó la pulmonía, porque no se adaptaron”.
Hoy los habitantes piensan en traer crías de manatí que crezcan en los canales, con un cuidado especial para que, de ser necesario, ayuden a erradicar la plaga del lirio, que está controlada.
Después de ser gran proveedor de alimentos de la Ciudad de México, se convirtió en un centro turístico que se ha deteriorado con el paso del tiempo, hasta el punto en que los canales no cuentan con agua suficiente para la navegación de las trajineras.
Atrás quedaron los años en que el agua brotaba de los siete manantiales de la zona y los niños nadaban entre las canoas, que transportaban las hortalizas sembradas en las chinampas.
Ahora las aguas son tratadas en la planta del Cerro de la Estrella antes de llegar a los 189 kilómetros de canales; las casas asentadas en las antiguas chinampas descargan su drenaje a la corriente y hay partes en donde el agua se acabó.
“Esto se terminó en 1955, cuando se llevaron el agua a la ciudad para que no se murieran de sed y nos la cambiaron por agua tratada. Después vinieron los asentamientos irregulares, pues el gobierno daba tierras a cambio de votos. Los hundimientos nos afectaron y de este lado apenas llegamos a los 60 centímetros de altura”, dijo José Mendoza, originario de Xochimilco y uno de los fundadores del embarcadero Fernando Celada.
La sobreexplotación de los pozos ocasionó hundimientos; la parte norte, donde se ubica el Centro Histórico de la demarcación, es más alta que el resto de los lagos y provoca la desecación.
La gente que vive en las márgenes aprovechó esto para hacer pasos peatonales. Así está el canal Cruztitla, invadido por la maleza, tierra y canoas abandonadas.
En el fondo de los canales, el lodo alcanza los 30 centímetros y vuelve turbia el agua. José Mendoza recuerda que el último dragado de los canales se hizo hace 38 años y desde entonces se abandonaron a su suerte.
Ecoturismo salvador
A pesar de estas condiciones y la falta de un compromiso por parte de los gobiernos federal, local y delegacional, los originarios insisten en convertir Xochimilco en un atractivo turístico.
Además del clásico viaje en trajinera, los originarios están apostando por el ecoturismo.
Mendoza explicó que ya cuentan con un temazcal, paseos a las chinampas que venden plantas de ornato y un poco de herbolaria.
En un futuro habrá kayaks para que los aventureros hagan su recorrido con mapa en mano, visitar las chinampas que todavía se dedican a la siembra de hortalizas, crecer el asunto de la herbolaria y montar el Alcallicinema, un autocinema sobre las chinampas en la isla central de la laguna del Toro.
Además se retomarán las leyendas de los canales y se plantea ofrecer gastronomía propia en vajillas tradicionales de barro.
Un cuento de manatíes
Uno de los problemas para la navegación ha sido el lirio acuático, que tuvo invadidos los canales por años. En 1975, el gobierno delegacional de Mariano Velasco Mújica tuvo en custodia cuatro manatíes que les prestó el gobierno de Chiapas, para que acabaran con la plaga de lirio.
Jorge Mendoza, originario de Xochimilco, recuerda que los animales llegaron en el avión del gobernador, con la consigna de que cada uno de ellos comería una tonelada de la planta.
Al principio hubo buenos resultados y el canal se limpió. Sin embargo, los animales se salieron del área limitada y nadaron hacia otras zonas, donde los técnicos les perdieron el rastro.
Para noviembre de ese año, que el clima había cambiado, los manatíes sufrieron una pulmonía fulminante que los mató.
Mendoza dice que hubo muchos comentarios, incluso que los habitantes se los habían comido. “Pero la necropsia determinó la pulmonía, porque no se adaptaron”.
Hoy los habitantes piensan en traer crías de manatí que crezcan en los canales, con un cuidado especial para que, de ser necesario, ayuden a erradicar la plaga del lirio, que está controlada.
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