René Avilés Fabila
En apariencia, el PRD domina brutalmente al DF desde que Cuauhtémoc Cárdenas borró al PAN y al PRI de la ciudad capital. López Obrador supo mantener el control sobre los capitalinos y Ebrard ha permitido que comience el desencanto o el hartazgo. Por lo pronto, hay tres delegaciones en manos del panismo: Cuajimalpa, Miguel Hidalgo y Benito Juárez. Si a nivel nacional en las encuestas triunfa rotundamente Enrique Peña Nieto, en las capitalinas el PRD mantiene su peso, pero disminuido. Según datos de una reciente encuesta celebrada por BGC-Excélsior, la ventaja de los perredistas ha descendido, pero ¡oh, sorpresa!, quien ha recortado la enorme ventaja es el PRI. El porcentaje que obtuvo apenas lo supera el PRD con un porcentaje de unos seis puntos. El PAN, como resultado de la pésima gestión de Felipe Calderón, su necesidad de ir en alianza con el perredismo, fuerza afamada por corrupta, con candidatos provenientes del PRI y su escasa presencia en el DF, se ha minimizado.
Ahora Marcelo Ebrard, quien está concentrado en su lucha contra su antiguo jefe López Obrador, muestra su autoritarismo e incapacidad para maniobrar con sensibilidad y talento. El colmo es cuando en medio de una frenética actividad en pos de la candidatura presidencial le reclama a sus colaboradores que sigan trabajando en lo suyo y que si (como en el PAN) desean pelear por ser sucesores suyos, renuncien al cargo. Tanta falsedad sólo cabe en un político demagogo como él, antaño reacio a reconocer en Felipe Calderón al presidente de México, hoy pide que le ayudemos a sacar del Estado al panismo y darle oportunidad a una suma de mafias “progresistas”. En tales condiciones, con partidos desdibujados, sin personalidad, con pugnas entre sí, las ridículamente llamadas “izquierdas” se preparan para mantener en sus manos el botín: la ciudad que les ha dado peso político y dinero a raudales. No lo dejarán ir sin dar antes una severa batalla. Para ello cuentan con costales de mañas y trucos bien aprendidos del PRI, sitio del que viene buena parte de esos dirigentes que hoy presumen su izquierdismo.
La encuesta citada ve al PAN en un tercer sitio, pero si el candidato es Demetrio Sodi de la Tijera, su ventaja aumentaría. El PRI crecería si Beatriz Paredes, auténtico dinosaurio, fuera la candidata al GDF. Sin duda que el efecto Peña Nieto repercutiría en la capital mexicana, un punto clave que carece de líderes jóvenes y carismáticos priistas. Los nombres que aparecen como aspirantes a contender por el DF son de viejos militantes que han aceptado los vaivenes del presidencialismo tricolor, pero que también han sabido perder varias veces y sacar provecho de las derrotas merced a las lamentables actuaciones del PRD y PAN. Lo evidente es que Ebrard carece de candidato, Mario Delgado, Alejandra Barrales y Alejandro Rojas, apenas son registrados por la población capitalina, no les ven fuerza por más que al primero lo promueva Ebrard y los segundos se autopubliciten por todas las calles. No parece sencillo que el PRD retenga la capital y es seguro que pierdan más delegaciones, como Tlalpan, Coyoacán y Xochimilco, tal vez Iztapalapa, donde en verdad gobiernan trogloditas, personas inescrupulosas que saquean y mal gobiernan de modo tangible.
Tanto Paredes como Sodi ya pugnaron por el DF y perdieron ante el peso no de Ebrard, sino de López Obrador, pero hoy los perredistas no tienen el apoyo cabal del caudillo tabasqueño; más aún, Ebrard y Obrador son abiertos rivales que han dividido más al PRD. Como si ello fuera poca cosa, algunos dirigentes poderosos se han marchado siguiendo la ruta inversa: del PRD al PRI. Una alianza PAN-PRI es imposible de imaginar, pero si el PRI encuentra otros aliados y aprovecha el creciente desprestigio de “las izquierdas” y la pugna entre Obrador y Ebrard, entonces sí es posible que el DF recupere la cordura. No puede seguir siendo más la ciudad del populismo ramplón, globero y bicicletero que nos dan, de ridículas pistas de hielo y playas artificiales cuando lo agobian graves problemas. El DF está al borde del colapso; a cambio, le dan obras sin sentido, demagogia pura.
Sabemos que las encuestas reflejan estados de ánimo variables, pero en el DF no parece que el PRD vaya a encontrar, ya sin líderes ni caudillos, las fórmulas para retener la mina de oro que es para ellos. Ninguno ha gobernado con sabiduría y honradez. Cárdenas pudo hacer una gestión aceptable, pero lo utilizó para ser nuevamente candidato a la Presidencia con los resultados que bien conocemos. Los demás han sido visibles personas deshonestas, incluyendo a Rosario Robles y a Alejandro Encinas. Los efectos de sus tareas al frente de la capital son comprobables: ella está expulsada del PRD y Encinas sigue mintiendo con sus varios domicilios y escasos votos. ¿Regresará el PRI, o el PAN seguirá creciendo en vista de su trabajo capitalino? Es difícil tener una precisión, lo que sí queda claro es que el PRD sigue viendo su prestigio decaer en la medida en que sus delegados y gobernantes utilizan sus empleos para atesorar y no darle a la ciudad capital soluciones a sus muchos problemas. Paliativos que a la larga serán más costosos. El DF verá cambios profundos.
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=593223
Ahora Marcelo Ebrard, quien está concentrado en su lucha contra su antiguo jefe López Obrador, muestra su autoritarismo e incapacidad para maniobrar con sensibilidad y talento. El colmo es cuando en medio de una frenética actividad en pos de la candidatura presidencial le reclama a sus colaboradores que sigan trabajando en lo suyo y que si (como en el PAN) desean pelear por ser sucesores suyos, renuncien al cargo. Tanta falsedad sólo cabe en un político demagogo como él, antaño reacio a reconocer en Felipe Calderón al presidente de México, hoy pide que le ayudemos a sacar del Estado al panismo y darle oportunidad a una suma de mafias “progresistas”. En tales condiciones, con partidos desdibujados, sin personalidad, con pugnas entre sí, las ridículamente llamadas “izquierdas” se preparan para mantener en sus manos el botín: la ciudad que les ha dado peso político y dinero a raudales. No lo dejarán ir sin dar antes una severa batalla. Para ello cuentan con costales de mañas y trucos bien aprendidos del PRI, sitio del que viene buena parte de esos dirigentes que hoy presumen su izquierdismo.
La encuesta citada ve al PAN en un tercer sitio, pero si el candidato es Demetrio Sodi de la Tijera, su ventaja aumentaría. El PRI crecería si Beatriz Paredes, auténtico dinosaurio, fuera la candidata al GDF. Sin duda que el efecto Peña Nieto repercutiría en la capital mexicana, un punto clave que carece de líderes jóvenes y carismáticos priistas. Los nombres que aparecen como aspirantes a contender por el DF son de viejos militantes que han aceptado los vaivenes del presidencialismo tricolor, pero que también han sabido perder varias veces y sacar provecho de las derrotas merced a las lamentables actuaciones del PRD y PAN. Lo evidente es que Ebrard carece de candidato, Mario Delgado, Alejandra Barrales y Alejandro Rojas, apenas son registrados por la población capitalina, no les ven fuerza por más que al primero lo promueva Ebrard y los segundos se autopubliciten por todas las calles. No parece sencillo que el PRD retenga la capital y es seguro que pierdan más delegaciones, como Tlalpan, Coyoacán y Xochimilco, tal vez Iztapalapa, donde en verdad gobiernan trogloditas, personas inescrupulosas que saquean y mal gobiernan de modo tangible.
Tanto Paredes como Sodi ya pugnaron por el DF y perdieron ante el peso no de Ebrard, sino de López Obrador, pero hoy los perredistas no tienen el apoyo cabal del caudillo tabasqueño; más aún, Ebrard y Obrador son abiertos rivales que han dividido más al PRD. Como si ello fuera poca cosa, algunos dirigentes poderosos se han marchado siguiendo la ruta inversa: del PRD al PRI. Una alianza PAN-PRI es imposible de imaginar, pero si el PRI encuentra otros aliados y aprovecha el creciente desprestigio de “las izquierdas” y la pugna entre Obrador y Ebrard, entonces sí es posible que el DF recupere la cordura. No puede seguir siendo más la ciudad del populismo ramplón, globero y bicicletero que nos dan, de ridículas pistas de hielo y playas artificiales cuando lo agobian graves problemas. El DF está al borde del colapso; a cambio, le dan obras sin sentido, demagogia pura.
Sabemos que las encuestas reflejan estados de ánimo variables, pero en el DF no parece que el PRD vaya a encontrar, ya sin líderes ni caudillos, las fórmulas para retener la mina de oro que es para ellos. Ninguno ha gobernado con sabiduría y honradez. Cárdenas pudo hacer una gestión aceptable, pero lo utilizó para ser nuevamente candidato a la Presidencia con los resultados que bien conocemos. Los demás han sido visibles personas deshonestas, incluyendo a Rosario Robles y a Alejandro Encinas. Los efectos de sus tareas al frente de la capital son comprobables: ella está expulsada del PRD y Encinas sigue mintiendo con sus varios domicilios y escasos votos. ¿Regresará el PRI, o el PAN seguirá creciendo en vista de su trabajo capitalino? Es difícil tener una precisión, lo que sí queda claro es que el PRD sigue viendo su prestigio decaer en la medida en que sus delegados y gobernantes utilizan sus empleos para atesorar y no darle a la ciudad capital soluciones a sus muchos problemas. Paliativos que a la larga serán más costosos. El DF verá cambios profundos.
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